miércoles, 31 de agosto de 2011

La armada de Brancaleone



Escrito por Paulino Alfonso Estévez


Lawton, La Habana


31 de Agosto de 2011


(PD) Con curiosidad, luego con risas, asistí -televisivamente, claro está- a la celebración de los 85 años de Fidel Casiano en el teatro Karl Marx.

Lo primero que me sorprendió que su patrocinador no fuera el gobierno cubano, sino la Fundación Guayasamín.

Parece que en su empeño de evitar la estampida de los pocos locos que aun invierten en Castrolandia, Raúl Modesto no tiene dinero disponible para estos dispendios y trata desesperadamente de recuperar -como dijo el pasado día primero- la credibilidad financiera y para ello, ahorra hasta el último centavo .

Aunque, Raúl Modesto seguramente recuerda cuando Guayasamín era uno más de los habituales desconocidos que merodeaba la corte de Castro, en busca de mecenas que le pagaran el sustento, como lo hacía también García Márquez, quien con más suerte que el pintor indígena, vivía en el Hotel Habana Libre.

Entonces estaba muy lejos Guayasamín de pensar que un día y gracias a Castro tendría dinero para sus sueños que no fueron otra cosa que un remedo incaico de la Basílica de Roma, pero con la diferencia que el remedo llamado capilla sólo es visitado por Ollanta Humala, Evo Morales y su sequito de aduladores.

La segunda sorpresa del cumpleaños ya no lo fue tanto por la ya acostumbrada ausencia del presidente. Este evento y casi todos los posibles son sin duda asumidos por el sustituto inmortal, el otro Pepe Mongo, es decir Machado Ventura, quien no solamente lo sustutituye en eventos nacionales, sino también en internacionales, como hizo durante la toma de posesión de la presidenta del Brasil y del etnocacerista Ollanta Humala.

La Tercera, fueron los cantantes. No reconocí a ninguno, a pesar de ser la canción protesta latinoamericana en los años 60 y 70 una de mis referencias culturales.

Con un estoicismo casi espartano aguanté cerca de una hora del evento. Confieso que el uso indiscriminado del tinte y el maquillaje en estos abuelos -no precisamente de la Plaza de Mayo- me hizo difícil reconocer a alguno de los “conocidos” intérpretes.

Por ser esta no una crónica sino una mera reseña, usé el título de una comedia italiana de los años 60, que ridiculizaba todo lo referente al militarismo con unos personajes bufonescos. Así, de la misma forma que hacían su introducción, los oía hablar con nostalgia de los conciertos de Casa de las Américas, del festival de Varadero de 1967 y de “un viejo gobierno de difuntos y flores”, como citara el ausente Silvio -el cuasi disidente Pablo Milanés, el día del cumpleaños, se preparaba para su concierto en Miami .

Por lo demás, el cierre del evento fue un verdadero ajiaco donde se ligaron Omara Portuondo quien promocionó su último disco, desconocidos grupos de Hip Hop y Candido Fabré con su banda oriental que solo es escuchada en Oriente.

Nada, señores, algo digno de una trompetilla bien sonora para que el ancianito la disfrute. Aunque conocedor de que el homenajeado no le gusta ninguna música, dudo siquiera que haya visto la serenata que le dedicaron.

paulino.alfonso@yahoo.com

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